15 de abril de 2016

desnudez



¿Cuándo mi vida se convirtió en una eterna sucesión de llantos restringidos por momentos de muerte inconscientes? Si un escritor no nace de lo que conserva, sino de lo que desecha, mi vida es la escritura -una mala escritura- constante de un lamento sin fundamento, una exhalación imposible de contenerse dentro de los parámetros de lo que se conoce como normalidad. ¡qué diferente hubiera podido ser mi vida de no haber nacido! (nunca nos perdonamos el uso de los signos de puntuación). 
De no haber nacido puede que fuera capaz de respirar el aire que nace de las cosas sólo para morir -para morirme- dentro de la calma de un nirvana efímero como el vuelo de una paloma blasfema. El recuento de los caminos abiertos en mi espalda imposibilita cualquier tipo de acción no pretendida, su peso es demasiado liviano como para poder cargar con él en una mañana en la que mi luna ha decidido devorar toda estrella durmiente, carente de sentimiento
¿Es esto vivir? 
¿Es esto morir? 
Una caída que me haga alcanzar la cima, una muesca más en mi reflejo
y no quedará más que el recuerdo

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