3 de mayo de 2016

verdad


Has agitado el árbol del ahorcado para sacudir de su carne putrefacta los restos calcinados,
el aroma de las flores -quemadas por el viento
las lágrimas de recuerdo -lamidas por el sol
las caricias de la madre -que llora tu nacimiento
Pero nada ha caído
                              ni golpeado el suelo con su peso
la carne sigue creciendo
                                     en su avance monstruoso de latido incorrupto

Nada es como prometieron
y miras al cielo y gritas
<<Nada es como prometieron>>
señalas al suelo y lloras
<<Nada es como prometieron>>
golpeas la carne contra tus muelas
y sabes que es cierto
que nada es como prometieron
que mintieron
mintieron los ángeles cuando,
                                             al cortar sus alas
sacrificaron la verdad por la vida de un amanecer

Mintió la puerta roja del abismo al descorcharse el corazón del mundo en el nacimiento
Mintió el latido a cada paso de respiración atrapada
[no desaparezcas, no dejes que mi pupila te decore]
Mintió el tacto

y mintieron los ángeles cuando,
                                              al cortar sus alas abrazaron la diagonal
(tus alas, siempre fueron tus alas)


Pero nada ha golpeado el suelo con su peso
sólo un latido 
no hay cuerda capaz de sujetar los límites del nombre a esta superficie de tosca artificialidad, de programado avance

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